Cinco consejos para mantener una fachada limpia y en forma
La fachada de cualquier edificio o vivienda está continuamente expuesta a diferentes inclemencias meteorológicas y factores de riesgo.
El exceso de humedad causado por las lluvias, la nieve, las plantas, el drenaje inadecuado de agua o la formación de condensación pueden dañar su superficie y provocar la proliferación de algas y hongos. Si esto no se controla ni previene, es muy fácil que la apariencia exterior de la construcción se vea afectada.
En el post de hoy explicaremos, desde Sto, las cinco claves para mantener una fachada limpia y en forma.
Consejos para fachadas limpias
- Revisar zonas donde no llega la lluvia. Aunque es cierto que hay muchas fachadas que, por su practicidad y funcionalidad, no requieren un cuidado especial, sí conviene prestar atención a aquellas zonas que se encuentran “protegidas” de la intemperie y de las influencias meteorológicas: placas de soporte de los balcones, marcos de las ventanas, elementos de construcción que sobresalen… Y es que los residuos de polvo o las salpicaduras de agua pueden acumularse en estas áreas a lo largo de los años y dañar la superficie.
- Lavar con suavidad la suciedad utilizando agua. La mejor manera de limpiar la suciedad es utilizar un cepillo suave manual y agua fría del grifo con agua limpia a temperatura de ambiente y a presión, evitando los agentes especiales de limpieza y aplicando una presión suave. Para superficies más grandes, se recomienda usar un limpiador de alta presión con boquilla plana y rociar la pared de arriba a abajo con una presión moderada a una distancia de aproximada de 30 cm y un ángulo de unos 30 – 40 grados. En este caso, es preferible realizar primero un lavado de prueba en un área poco visible de la fachada.
- Revisar los canalones, colectores de suciedad y desagües. Hay que procurar que la lluvia y el agua canalicen lejos de la vivienda en todo momento. Para conseguirlo, deberán revisarse periódicamente los canalones, los colectores de suciedad y los tubos de desagüe, limpiándose cuando sea necesario y evitando que se desborden. De lo contrario, llegarán a la fachada y la ensuciarán.
- Trabajo de investigación previo antes de agregar plantas o vegetación. Lo primero que hay que tener claro es que si las plantas crecen cerca de las paredes de la casa no solo dejarán marcas visibles por el roce, sino que también crearán un microclima húmedo a partir del cual pueden proliferar hongos y las algas. Por este motivo, lo mejor será asegurarse de que las plantas estén lo suficientemente lejos de la fachada para permitir que la superficie se seque correctamente -se recomienda que las copas de los árboles estén, al menos, a 3 m de distancia-. Si agregar vegetación a la fachada resulta imprescindible, es vital asegurarse de usar enrejados y plantas adecuadas.
- Pedir ayuda a un especialista en caso de sufrir un ataque grave de algas y hongos. Si las algas y los hongos ya se han asentado en la fachada, generalmente se pueden eliminar con un cepillo fino, una solución jabonosa suave y un removedor de algas. Sin embargo, en caso de que la infestación sea demasiado grave, es necesario ponerse en contacto con un especialista para evitar causar daños mayores durante la limpieza.
Pintura en fachadas
¿Y qué pasa si quiero renovar la fachada con una capa de pintura? Con el paso de los años, ya sea por una visible percepción de estrés en la fachada, por una excesiva suciedad que no se va o por la proliferación de microrganismos, puede ocurrir que la superficie exterior de la vivienda requiera un recubrimiento adicional o pintura de renovación.
Solo se debe apostar por esta opción si el producto que se utiliza es específico para fachadas y la superficie del soporte (donde se va a aplicar la pintura) ha sido previamente limpiada, desinfectada e, incluso, imprimada. Lo recomendable, a este respecto, es aplicar dos capas de pintura y, si es necesario, consultar a un especialista.