Protección térmica en verano contra la acumulación de calor
La primera ola de calor del verano de 2018 ha llegado en agosto y ha dejado temperaturas de más de 45 grados. Ante estos valores, la mayoría de los hogares ya se han convertido en auténticos hornos. Para enfrentar esta situación, además de bajar las persianas y desplegar los toldos durante el día, jugar con las corrientes de aire, recolocar los muebles, no dejar encendidos los aparatos eléctricos o dar un plus al ambiente utilizando el agua, hay muchas otras soluciones arquitectónicas y decorativas que pueden ayudar enormemente a mantenernos frescos en casa.
Mejorar el aislamiento en paredes y techos
Contar con un buen aislamiento puede llegar a reducir más de un 30% los gastos en refrigeración. A parte de los diferentes materiales aislantes que ofrece el mercado, hay multitud de soluciones como las pinturas que reflejan la luz y desvían el calor o las fachadas ventiladas.
El color de una fachada tiene una influencia esencial en la humedad relativa y en la temperatura de las superficies exteriores. Cuanto más oscura sea ésta, mayor será la temperatura almacenada. Por ello, se recomienda utilizar más bien colores claros en todos los lugares donde el sol irradie con fuerza.
La solución con fachada ventilada tiene la ventaja de que el aire calentado se extrae continuamente hacia arriba por el espacio de ventilación posterior, entre la subestructura y los elementos de la fachada. Esta ventaja es especialmente eficaz con fachadas oscuras.
Lo recomendable es dejarse asesorar por técnicos cualificados, que propondrán la mejor solución teniendo en cuenta la orientación, ubicación y tamaño de la casa.
Ventanas con sistema de roturas de puentes térmicos
La mejor opción es elegir ventanas con sistema de rotura de puentes térmicos que integren un elemento aislante. En este contexto, conviene que el acristalamiento esté compuesto por dos vidrios con un espesor de, al menos, 6 y 8 milímetros, disponiendo de una cámara de aire entre ellos. Esto aislará tanto del frío como del calor.
Y para el interior…
La madera crea ambientes frescos en la época estival y cálidos en invierno, ya que absorbe la humedad del entorno, lo que ayuda a purificar el ambiente y mantener un grado de humedad óptimo.
El ladrillo visto también se está poniendo muy de moda. No solo se ha convertido en un gran recurso decorativo, también almacena el calor y refresca el ambiente.
Otros consejos de decoración
Cuando la radiación solar entra por nuestras ventanas, ésta calienta los muebles y demás objetos expuestos. Ante este hecho, conviene elegir las cortinas adecuadas. Si no se dispone de persiana, las más oscuras y gruesas atraerán el calor y servirán de aislante para el resto de la casa. Si ya estamos protegidos, el visillo es la mejor opción.
Las telas también influyen. Por ello, para cubrir los muebles y superficies de la casa, el algodón es el material que más transpira y es el más económico. También son una buena elección, aunque más caros, la seda y el lino.
Al igual que ocurre en las fachadas, los colores claros son la apuesta segura. Blanco, beige y toda la gama de los colores pastel son los más recomendables.
Por último, las plantas también serán un aliado para refrescar el ambiente. Eso sí, no hay que olvidar regarlas bastante más que en las estaciones frías.