El ruido, la arquitectura y el Mundial del Fútbol, compañeros inseparables
A las 23 horas y 6 minutos del 11 de julio del año 2010 España “reventó” los niveles de sonido de cada rincón de la geografía española. Según un estudio presentado por la Universidad de Extremadura, el gol de Iniesta de la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica provocó unos índices sonoros que superaron los 80 decibelios. ¡Imaginaros el panorama en pleno campo de fútbol!
Ocho años después, con otro Mundial de por medio, se repite la misma historia: los goles y, con ellos, los gritos, los golpes, el movimiento de mobiliario, los pitidos, los petardos…dispararán los decibelios en hogares, bares, plazas y estadios. Y es que, a partir de hoy (en nuestro caso, a partir de mañana), el ruido generado en cada partido quitará el sueño a más de uno.
Para que, al menos, este trance se haga más llevadero, en Espacio Sto os hacemos un pequeño análisis de la estrecha relación entre ambos mundos, donde los arquitectos tienen muchísimo que decir.
La acústica en un estadio de fútbol, el gran olvidado del confort
Ya es completamente habitual que toda instalación deportiva ofrezca un buen nivel de confort en aspectos relacionados con la temperatura, la iluminación o la calidad del pavimento/césped deportivo. Sin embargo, la acústica es un elemento que ha tardado en tenerse presente. Arquitectónicamente, es esencial que durante el proceso de proyección se realice un estudio acústico pormenorizado para asegurarse de que el diseño del estadio tiene una dinámica acústica óptima, por el impacto en las zonas colindantes y por el bien de la atmósfera del recinto. ¿Cómo se controla esto en un estadio de fútbol? ¿Qué principales características debe tener? ¡Muy atentos!
Para empezar, está demostrado que una cubierta o techo cerrado ayuda a prevenir que el ruido se “escape” por la parte superior y se desvanezca rápidamente hacia la eternidad, actuando como un refractor hacia el campo. Aunque en Europa hay muy pocos estadios que sigan esta premisa, en Estados Unidos es algo más habitual. La siguiente mejor opción es que haya un buen muro entre el anillo superior y la cubierta de las gradas, como en el estadio de Wembley. Esto evita que el ambiente se escape por ese hueco. No obstante, la nueva moda es la de crear campos ‘envolventes’, como el Emirates Stadium del Arsenal, el Etihad del Manchester City o el King Power del Leicester.
Una vez el sonido quede “encerrado” en el campo, y para crear ambiente, lo ideal es que la arquitectura del techo o cubierta sea parabólica con un punto focal grande, que las gradas tengan mucha pendiente (de este modo, el “rugido” de la afición se proyecta hacia el campo) y que se utilicen superficies reflectantes, sin poros y con gran densidad (metal y hormigón). Así, no habrá absorción acústica ni se producirá vibración.
Los estadios más ruidosos del mundo… y de España
Según los numerosísimos estudios realizados al respecto, sabemos que el Inönü Stadium, con capacidad para 32.000 personas, es el más ruidoso del mundo. En octubre de 2007, durante un partido de Champions League contra el Liverpool, se midieron 132 decibelios. Tampoco se puede dejar de lado la presión acústica del estadio del Besiktas, el Ali Sami Yen turco (Galatasaray), el Velodrome francés (Olympique de Marsella) o el Apostolos Nikolaidis griego (Panathinaikos).
En España, el gol más ruidoso de nuestro fútbol se registró el 31 de mayo de 2009 en El Sadar, (entonces Reyno de Navarra). El culpable fue un tremendo tiro a puerta de Juanfran Torres al Real Madrid, dándole así la salvación a Osasuna en la última jornada de Liga.
No hay que olvidar que uno de los mayores niveles de ruido se midió en la primera visita de Luis Figo con la camiseta del Real Madrid al Camp Nou. El público azulgrana no le perdonó la traición del portugués y estalló cuando los blancos saltaron al césped. En ese momento, llegaron a medirse 112 decibelios.
Y… ¿Qué pasa con los que viven al lado de un campo de fútbol?
Compartir el ambiente futbolero puede hacer que el exceso de ruido sea más llevadero. El problema está para los que residen en las zonas colindantes, tanto de un campo de fútbol como de una concentración de hinchas en bares o viviendas. ¿La solución? cuatro recursos posibles: aislamiento de la vivienda, comprarse unos tapones, mudarse o ¡unirse a la afición!
¡No olvides que el ruido, la arquitectura y el Mundial del Fútbol son compañeros inseparables!