¿Cómo influye la acústica en los centros formativos?
A la hora de diseñar un espacio educativo, hay que tener numerosas premisas en cuenta: espacios amplios, buena luminosidad, zonas comunes donde interactuar abiertamente, y, sobre todo, ambientes de confort que favorezcan el aprendizaje. En esta última consideración, el acondicionamiento acústico es clave para conseguir una perfecta audición que no cause molestias.
Un estudio realizado por la Fundación Mapfre y la Universidad Autónoma de Barcelona ponía de manifiesto las deficiencias de los colegios españoles en este sentido, revelando que el 60% de los centros sufren contaminación acústica en las aulas. Este hándicap, según una investigación realizada por la asociación Clave, no solo resulta molesto para los usuarios del edificio, sino que también puede afectar al rendimiento escolar, ya que motiva que los estudiantes no comprendan bien las explicaciones del profesor y este alce la voz (Efecto Lombard), generando más ruido y mayor distracción. Estos ruidos también tienen un impacto determinante sobre la salud, los niveles de estrés e, incluso, pueden llegar a producir déficits en el desarrollo de su capacidad lectora y comprensiva.
Aunque la OMS considera que 30-35 dB es el sonido ambiente adecuado para permitir unas buenas condiciones de enseñanza y aprendizaje en las clases, la mayoría de los centros superan con creces esos niveles. Según recientes estudios, la media actual en un aula normal es de 65 dB, lo que significa en términos de acústica superar, por mucho, los niveles máximos permitidos.
Consecuencias y desafíos para una correcta acústica en las aulas
Lo más importante en un aula es la claridad del habla. Si una estancia educativa tiene mala acústica, el sonido rebotará en el techo y en las pareces, los sonidos de baja frecuencia distorsionarán el aula, los niveles de ruido serán mucho más intensos y, por consiguiente, los profesores y los alumnos tendrán que elevar la voz para ser oídos.
Por tanto, el desafío aquí estará en conseguir la comodidad del hablante y del oyente reduciendo los ecos, garantizado la claridad del discurso, minimizando el ruido de fondo de baja frecuencia y reduciendo los niveles de sonido. Así, se conseguirá mayor comprensión de los conceptos educativos por parte de los alumnos, menores niveles de estrés, mayor memoria a corto y largo plazo, mejor capacidad de lectura y resultados para alumnos y menos problemas de voz para los profesores.
Para ponerle remedio, los fabricantes de soluciones de aislamiento y acondicionamiento acústico no dejamos de investigar con el fin de dar una respuesta cada vez más eficaz. Algunas de estas soluciones se basan en materiales que aportan aislamiento acústico por tener baja transmisión acústica, materiales absorbentes que ayudan a reducir los ruidos de impacto y aéreos dentro de los edificios, o sistemas de yeso laminado que ofrecen unas excelentes características acústicas.
Aunque el interés se debe centrar en las aulas, no se deben dejar de lado otros espacios como el comedor, los pasillos o el gimnasio. En estos casos, hay que tener en cuenta que el diseño acústico cambiará en función de la actividad de cada espacio, de las personas involucradas y de las cualidades de la propia estancia.
El impacto que tiene el ruido en los primeros años de aprendizaje es altísimo, por ello un ambiente acústico idóneo en el centro educativo facilitará un desarrollo cognitivo adecuado que dirija a los más jóvenes hasta un futuro lleno de oportunidades.