Estaréis de acuerdo con nosotros en que la construcción es uno de los sectores clave para ayudar a contribuir a la eficiencia energética. ¿Sabéis todo lo que se puede ahorrar eligiendo materiales sostenibles o integrando sistemas SATE o fachadas ventiladas? Según datos del sector, los edificios representan alrededor del 40% del consumo de energía, y el ahorro potencial que se puede desarrollar en los mismos supera el 20%. Su importancia, por tanto, es evidente.
De ahí que, en 1998, se estableciese en Austria, durante la primera Conferencia Internacional sobre Eficiencia Energética, un día concreto (5 de marzo) para reflexionar y concienciar a la sociedad, año tras año, sobre el cambio climático y todo lo que queda por hacer.
Desde todas las industrias tenemos el compromiso de aplicar medidas que ayuden a racionalizar el ahorro de energía y frenar las consecuencias del deterioro del plantea. A continuación, os desgranamos algunos de los caminos que podemos seguir (y, de hecho, ya lo estamos haciendo) desde el sector de la construcción.
Viviendas de obra nueva y rehabilitadas adaptadas a una normativa que busca la eficiencia energética
La Directiva Europea de Eficiencia Energética en Edificación, 2002/91/CE ya se ha trasladado a la legislación española. Esto se está traduciendo en unos requerimientos mayores en lo que respecta a consumo de energía, iluminación, aislamiento, calefacción, climatización, agua caliente sanitaria, certificación energética de edificios o utilización de la energía solar. Los documentos legales que han tenido que ser modificados o creados para adaptarnos a estas nuevas exigencias son: Código Técnico de Edificación, Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE), Normativa de Aislamiento Térmico NBE-CT-79, Certificación Energética de Edificios, Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética en España o Plan de Fomento de las Energías Renovables.
Así mismo, hay miles de viviendas construidas que no presentan las condiciones de mantenimiento adecuadas y no cumplen los estándares actuales exigidos por ley. A este respecto, hay muchas posibilidades de rehabilitación destinadas a mejorar la calidad y sostenibilidad del medio urbano.
Adhesión a certificados de construcción sostenible
Dado que el escenario normativo se está volviendo más exigente, también es posible edificar en base a alguno de los certificados de construcción sostenible que hay ahora mismo en el mercado. Ya hay particulares e instituciones que están apostando por estos sellos de calidad con reconocimiento internacional, tales como Leed, Breeam, Verde o Passivhaus.
Por ejemplo, el estándar Passivhaus conlleva un menor consumo de energía, una reducción en las emisiones CO2, un ahorro económico a medio y largo plazo, la conservación de recursos, un uso activo y pasivo de energías renovables, el incremento del valor de las propiedades o una mayor conservación de edificios. Se caracteriza, principalmente, por una orientación que permite el aprovechamiento solar y por evitar pérdidas de calor gracias a una cubierta estanca, a un aislamiento óptimo o a la prevención de la formación de puentes térmicos en puntos críticos.
Aplicación de materiales y sistemas para lograr inmuebles eficientes
Los materiales juegan el papel más importante. Hay que tener en cuenta que, para que una construcción se considere sostenible y eficiente, estos han de ser duraderos, necesitar un escaso mantenimiento y poder reutilizarse, reciclarse o recuperarse.
Con el uso de estos materiales, junto con otros factores del diseño arquitectónico como un buen aislamiento térmico en la fachada y en la vivienda (puentes térmicos, ventanas), la instalación de sistemas de calefacción, refrigeración, producción de agua caliente sanitaria y ventilación para el acondicionamiento térmico o el establecimiento de equipos de generación o que permitan la utilización de energías renovables, no sólo conseguiremos un ahorro energético a lo largo de la vida útil de nuestro edificio, sino también una fuerte reducción de la huella de CO2 del mismo.