Cinco certificaciones de calidad para edificios sostenibles
El escenario normativo se irá volviendo cada vez más exigente en materia de edificación y sostenibilidad. Por ello, la promoción de sellos de calidad para la construcción se ha convertido en una herramienta clave para anticiparse a las futuras exigencias. Ahora mismo, contar con una certificación de sostenibilidad confiere a un edificio un gran prestigio, aumenta su valor, conlleva una mayor conservación a largo plazo y, por supuesto, se traduce en un menor consumo de energía y en un proceso constructivo mucho más sostenible y respetuoso que lo exigido por ley.
A continuación, os detallamos algunas de las certificaciones más utilizadas:
PASSIVHAUS. Este tipo de construcciones, tuteladas por el Passivhaus Institut de Alemania, garantizan un alto confort en el interior y un mínimo de consumo de energía, tanto en invierno como en verano. Este ahorro económico puede llegar al 80%.
Sus 5 principios básicos son: excelente aislamiento térmico, ventanas y puertas de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, hermeticidad del aire y ventilación mecánica con recuperación de calor. Las construcciones pasivas se caracterizan, además, por contar con una orientación correcta para aprovechar el calor del sol.
LEED. Es un estándar internacional desarrollado por el U.S. Green Building Council a finales de los 90 en Estados Unidos. Su objetivo es identificar aquellos edificios que cumplen con las más altas medidas de sostenibilidad, desde las fases más tempranas de su periodo constructivo hasta el final de obra. Sus parámetros de medición están en continua actualización.
¿Qué evalúa? Emplazamiento sostenible, eficiencia del consumo de agua, eficiencia energética y energías renovables, emisiones de CO2, calidad del ambiente interior y conservación de materiales y recursos naturales.
BREEAM. Desarrollado por la BRE (Building Research Establishment) a principios de los 90 en Reino Unido, el certificado pondera los niveles de sostenibilidad de una edificación, tanto en fase de diseño como en fases de ejecución y mantenimiento.
De carácter privado y voluntario, evalúa impactos en 10 categorías: gestión, salud y bienestar, energía, transporte, agua, materiales, residuos, uso ecológico del suelo, contaminación e innovación.
VERDE. Se basa en una metodología desarrollada por la Asociación GBC España. Hay 6 niveles de certificación, que van de 0 a 5 hojas verdes. Con mayor cantidad de hojas (el símbolo es un árbol) se muestra un mayor compromiso con el medio ambiente. Conseguir 0 hojas significa que el edificio cumple la normativa, pero no avanza en su contribución con el medio ambiente.
Los criterios de evaluación se agrupan en las siguientes áreas temáticas: calidad del espacio interior, energía y atmósfera, recursos naturales, selección del sitio, proyecto de emplazamiento y planificación y calidad del servicio.
WELL. Es otorgado por el International Well Building Institut y es muy similar en su concepción al LEED. De hecho, también es certificada por el Green Business Council Inc. (GBCI por sus siglas en inglés). Sin embargo, el objetivo del Well Boulding es garantizar que el espacio trabaja por la salud y bienestar de los ocupantes, en base a 7 categorías denominadas “conceptos”: aire, agua, nutrición, luz, ejercicio, confort y mente. Su aplicación es totalmente complementaria con otras certificaciones.